Buen trato a la niñez: “La base de un desarrollo integral”

Buen trato a la niñez: “La base de un desarrollo integral”

La Serena, (@JUNJI_Coquimbo). Desde la Junji Coquimbo se desarrolla un trabajo permanente de promoción y protección que busca garantizar el bienestar de niños y niñas. Si bien el mes de agosto se caracteriza por la celebración del Día del Niño y la Niña, la institución busca relevar esta instancia como un espacio que permita a la comunidad reflexionar de manera más profunda acerca del Buen Trato a la Niñez, y cómo impacta en el desarrollo integral de los párvulos.

En esa línea, se trabaja bajo la premisa de garantizar los derechos y bienestar de niños y niñas, desplegando su compromiso con la infancia a través de la ejecución de protocolos que promueven el resguardo de sus derechos. A su vez, desarrolla espacios de formación continua para los equipos educativos, realizando temáticas de promoción del buen trato y prevención del maltrato infantil, reforzando las interacciones positivas al interior del aula como en las familias.

Además, se llevan a cabo encuentros con padres, apoderados y/o cuidadores, para apoyar, acompañar y orientar la crianza respetuosa y salud mental infantil.

Al respecto, Jenny Cisternas, educadora de párvulos y encargada del Jardín Infantil “Ricitos de Oro” de La Serena, señala que “las bases curriculares de la educación parvularia y las políticas de ambientes bien tratantes orientan nuestro quehacer pedagógico el cual se traduce en interacciones positivas y ambientes educativos, seguros, estables y pertinentes que responden de manera efectiva y afectiva hacia los niños y niñas, lo que les permite educarse a través de diversas experiencias basadas en el juego”.

“Es clave que una educadora mire a través de los ojos de los niños y niñas, poniéndose en el lugar de ellos, e identificando cuáles son sus intereses para potenciar sus habilidades y capacidades”, cerró.

El director regional de la Junji, Tomás González destaca la labor de los jardines infantiles en esta materia. “Los equipos educativos con gran vocación y convicción generan estrategias de difusión y promoción relevando siempre a los niños y las niñas como sujetos de derecho en todos los contextos, promoviendo el buen trato tanto en el aula como con la comunidad educativa”.

Desde la oficina de Buen Trato de la institución la asistente social Fabiola Álvarez, aborda el rol de los adultos como principales promotores del buen trato a la niñez.

“Debemos remirar cómo nos estamos relacionando con nuestros niños y niñas, de forma cotidiana en el ámbito familiar, en los espacios educativos, a nivel comunitario y social, y cómo de manera efectiva estamos promoviendo espacios protectores para ellos, desde una mirada ecosistémica, donde todos y todas somos responsables y garantes de su bienestar integral y de resguardar la satisfacción plena de sus derechos”.

Por otra parte, Pilar Bravo, psicóloga infantil de la Junji Coquimbo, destaca que “el buen trato es un derecho humano directamente ligado a la dignidad y protección; en el caso de la niñez, se establece de manera explícita en la Convención Internacional de los Derechos de Niños y Niñas. Por ello, que como institución nos hacemos parte de la creación de una cultura de la paz, respeto y reconocimiento, que visibilice a la niñez y sus derechos fundamentales permanentemente”.

Asimismo, Bravo, invita a los adultos a reflexionar acerca de “¿Qué recuerdos quiero sembrar en mi hijo o en los niños en lo que tengo a mi cuidado? ¿Miedo o seguridad? Un niño dañado o maltratado no deja de querer a sus maltratadores, sino más bien, aprende que el maltrato y el amor pueden ir de la mano, lo cual no debe ser”, concluye.

El buen trato a niños y niñas favorece:

  • Un sano desarrollo psicológico, físico y moral.
  • Aporta a su autoestima y su establecimiento de relaciones sanas con los demás.
  • Que se sientan reconocidos en su integralidad, como seres únicos y merecedores de amor y afecto.
  • Les brinda seguridad y confianza, contribuyendo con esto a su bienestar y salud mental.
  • Las experiencias positivas en la infancia, favorecen su vida adulta posterior.
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